El verano en la finca Can Parellada de Cavas Naveran

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El verano es una época llena de intensidad para los viñedos, el ciclo vegetativo está cerca de su fin y después de la floración que dará lugar al fruto, solamente nos quedará la fase de maduración. Los días largos y cálidos del clima mediterráneo son ideales para la maduración de la uva, pero los enólogos y viticultores deben hacer un seguimiento muy exhaustivo de la vid durante estos últimos meses: un clima muy seco o un temporal pueden complicar la cosecha. Además, hay que dejarlo todo bien atado para el momento final, la vendimia. Os explicamos qué pasa en la finca Can Parellada de Naveran durante los meses de verano.

Todo comienza con la floración

¿Recordáis la entrada del blog sobre la primavera en nuestra finca? Hablábamos de los primeros brotes. Pues bien, durante el transcurso de la primavera aparecen las inflorescencias y, poco a poco, con la llegada del calor, los brotes de uva se van separando y sus inflorescencias se van convirtiendo en flor. Pero… ¿Dónde se encuentran estas flores? La verdad es que no son exactamente tal como podemos imaginar una flor: las flores de la cepa no son muy vistosas, los pétalos no se pueden distinguir y tienen un color similar a los mismos brotes. Nos tenemos que fijar bien para ver que en los brotes han aparecido grupos de flores pequeñas. Pero son nuestras flores, las que darán vida al fruto, después de su fecundación.

Las flores de la cepa tienen órganos reproductores masculinos, los estambres, y femeninos, el pistilo (seguro que recuerdas las clases de medio natural de tu infancia). La floración se conoce como el proceso por el cual la flor es fecundada, es decir, el polen de los estambres llega al pistilo y se produce la germinación. Este proceso comienza en mayo y se alarga hasta junio, pero la temperatura puede acelerarlo. Y es que el tiempo es un factor determinante, por ejemplo, si tenemos una primavera lluviosa, la floración baja. Además, algunas variedades que son más sensibles que otros o no se polinizan todos los granos y, entonces, las semillas no pueden convertirse en frutos… Las condiciones climáticas ideales son una primavera cálida y con un poco de viento para que el polen viaje, ayudado también de los insectos.

Por lo tanto, la futura cosecha dependerá de la floración. Si es buena, habrá muchos grandes fecundados que devendrán uvas.

Recordad que con la poda regulamos la producción. En Cavas Naveran realizamos podas cortas y restrictivas para limitar el crecimiento natural de las cepas y hacer que produzcan menos. Lo hacemos porque no buscamos grandes cantidades de uva para la vendimia, sino que buscamos calidad. Pues bien, durante el mes de mayo volvemos a hacer una segunda poda, así la uva queda más aireada, los tratamientos penetran mejor y se facilita la cosecha. Por tanto, a partir de aquí ¡Queremos que la floración sea todo un éxito! Como ya deberéis suponer, no todas las flores son fecundadas: es un proceso apasionante de la naturaleza, pero que depende de varios factores, como que el polen no llegue, o de otros factores externos como el clima (que ya hemos comentado) o la calidad del suelo, es decir, los nutrientes que este puede proporcionar a la cepa.

La maduración

Con la floración termina la fase de crecimiento y comienza la maduración, la etapa en la que el fruto se desarrolla y se va convirtiendo, poco a poco, en uva. Este proceso se denomina quallat. Aquí todavía no podemos apreciar las características de la uva, pero hay un momento, llamado envero, en el cual las uvas de variedades blancas pasan del color verde a tonalidades doradas y los de variedades tintas adquieren tonalidades violetas.

El envero es una nueva fase de la maduración que marca un punto de inflexión: ya podremos apreciar claramente las características del fruto y a partir de aquí comienza la cuenta atrás para la vendimia. Tiene lugar, aproximadamente, en el mes de julio y se calcula que entonces solamente faltarán entre 25 y 35 días para que termine la maduración y la uva esté lista para ser recolectada. Durante estos días, la uva va ganando cantidad de azúcar y va perdiendo acidez y astringencia. El punto óptimo, el equilibrio entre los diferentes tipos de maduración, lo escoge el enólogo cuando decide el momento de vendimiar.

viña verano

Durante la fase de maduración, el trabajo de los enólogos y viticultores puede parecer muy simple, pero es sumamente decisivo: observar, analizar, calcular y prever. Hay que estar atentos por si aparecen plagas como la malura, por si hay que hacer algún otro tratamiento…

En Naveran a principios de julio ya tenemos casi listos todos los tratamientos. Únicamente nos quedará realizar unos últimos a mediados de julio y después ya no se hace nada más hasta el 1 de agosto, cuando se empieza a controlar la maduración. Sí, analizar los parámetros de acidez y grado y de pH, para saber en qué momento las variedades llegarán a sus puntos óptimos de madurez… Todo ello con el fin de organizar la vendimia, un momento donde todo tiene que funcionar como un reloj, ya que cada variedad se ha de vendimiar en su momento y se necesitan muchos recursos en muy poco tiempo.

Como hemos dicho, cada variedad tiene un ritmo diferente de maduración. En Naveran empezaremos por vendimiar la variedad pinot noir a mediados de agosto (aproximadamente) y continuaremos por la chardonnay, macabeu, merlot, xarel·lo, syrah, viognier, parellada y, finalmente, acabaremos con la cabernet sauvignon.

El ciclo no se detiene

Las personas necesitamos detenernos en verano para descansar y disfrutar, pero ya veis que en el campo el trabajo continúa. Y es que el trabajo del viticultor consiste en escuchar la tierra y entender que cada variedad, cada cepa es única. Únicamente adaptándonos a la viña conseguiremos sus mejores frutos. Ya queda menos para la vendimia (tenemos muchas ganas!!), esta etapa tan trepidante que nos dará una nueva cosecha de diferentes variedades! Ay… En nuestra cabeza ya podemos empezar a saborear las nuevas añadas. ¿Tenéis ganas de probarlas?